LA “NUEVA NORMALIDAD”

23/07/2020
Gemma Cánovas Sau

La percepción de lo que nos rodea en el ámbito cotidiano se ha transformado y parece ser que instalado por tiempo indefinido. Los efectos psicológicos de estas transformaciones comportan normalmente sensación de encontrarse en arenas movedizas.

La denominada “nueva normalidad”, comporta incorporar a nuestra vida cotidiana unos hábitos básicos para prevenir el riesgo de contagio del COVID-19, esto implica el uso de mascarillas, frecuente lavado y desinfección de manos, guardar las distancias de seguridad recomendadas con otras personas, restricciones en la movilidad...pero además, reducir encuentros personales, acostumbrarse a realizar mas gestiones de lo habitual por sistema on line, e incluso substituir el trabajo presencial por el telemático si ello es posible en beneficio de la seguridad.     

En el contexto en el que nos encontramos, se incluye la información sobre la existencia de rebrotes de esta pandemia mundial, que añaden el hecho de convivir en un estado de alerta permanente, en el plano no solo social sinó subjetivo, es decir el miedo a enfermar o a contagiar,a no recuperarse del todo por arrastrar secuelas si han enfermado,  más otros temores ligados a las consecuencias económicas.

Todos los paises en mayor o menor grado, se encuentran en contínua alerta sanitaria por el riesgo a los contagios, a contraer la enfermedad y también en duelo por los que han fallecido, esto no cabe obviarlo, ya que las sociedades en su conjunto, han de llevar a cabo un proceso de elaboración de las pérdidas humanas en paralelo también a los duelos personales.

La situación actual genera incertidumbre y un desgaste añadido por la energia que debe aplicarse a nivel adaptativo, sin generar certezas de como acotarlo en el tiempo, lo que puede comportar un plus añadido de malestar emocional.

Las herramientas psicológicas para hacer frente a este nuevo estado de cosas, pasan necesariamente por asumir la realidad y desarrollar  el propio potencial a pesar de las circunstancias, para que no gane terreno la respuesta reactivo -depresiva o el estrés cronificado que es contrario a la salud.

  • Dejar fluir aficiones aparcades (leer, escribir, pintar, tocar instrumentos, etc. en el propio domicilio si es preciso).La creatividad es terapéutica en cualquiera de sus expresiones y es un sano recurso.
  • Aprovechar períodos propicios a la reflexión, para hacer un balance de la propia vida de cara a evaluar un orden de prioridades.
  • No perder de vista los propios criterios, ya que al margen de ser seres sociales somos individuales.Seleccionar y limitar la información que nos llega desde el exterior como sujetos activos , para no generar mas angustia de la ya existente.
  • Valorar mas la calidad que la cantidad en las relaciones sociales y afectivas, tratando de favorecer la comunicación con los seres queridos.
  • Asumir los picos de desánimo o tristeza normales en esta situación que está acaeciendo.
  • Cuidar la salud global psicofísica a nivel preventivo , esto engloba:la alimentación equilibrada, las horas de sueño, suprimir o disminuir determinades adicciones: alcohol, tabaco u otras sustancias..y dosificar la actividad corporal en función de las características personales.

El imperativo tan ”de moda” en los últimos tiempos, de perseguir la felicidad permanente, paradójicamente conducte a desanimar aún mas por no conseguir llegar a este objetivo, es un ideal envuelto en “papel de regalo”, no hay que olvidarlo. Es importante asumir los propios límites precisamente para ganar calidad de vida, y en caso de que el malestar emocional llegue a ser insuportable, entonces hay que consultar a profesionales especializados.