ASESORAMIENTO FAMILIA-CRIANZA

En la dinámica de las relaciones familiares pueden surgir problemas que provienen de una comunicación inadecuada o de la interacción inapropiada con sus hijos e hijas, tanto en las primeras etapas de la infancia, como en otras posteriores que conducen a la pubertad o la adolescencia.

La calidad de los vínculos afectivos y el acompañamiento en la construcción de la identidad de los menores, es esencial para prevenir o disminuir ciertos síntomas. Diferenciar cuando aparece una crisis evolutiva normal, como pueden ser por ejemplo las típicas pataletas entre los dos y tres años de edad, o si se trata de un sufrimiento psicológico establecido, será el primer paso clarificador para abordar posteriormente la situación de la forma adecuada.

Más a menudo de lo que se cree, las madres y los padres pueden transmitir inconscientemente a sus hijos conflictos o situaciones no resueltas de su propia infancia o juventud, que rebotan de generación en generación. Tratar de entender y desarrollar la propia historia como hijos e hijas que se han convertido de adultos en padres y madres, con el acompañamiento profesional adecuado, es la mejor inversión para que sus descendientes no lleguen a la adolescencia con un plus añadido de dificultades que no les correspondan y les obstaculicen para desarrollar su potencial.

Algunos ejemplos de motivos de consulta:

  • Cuando los niños presentan dificultades de relación, inseguridad, dispersión, bajo rendimiento escolar por causas no cognitivas, enuresis, miedos constantes, desmotivación, etc., es conveniente consultar y establecer una orientación diagnóstica para evitar la cronificación.
  • Durante la primera etapa (0-5 años) se establecen las bases de la futura identidad. Se puede prevenir la aparición de posibles trastornos y diferenciar las crisis típicas psicoevolutivas, de los síntomas que se alargan en el tiempo y que pueden requerir intervención profesional. A veces, los niños pueden manifestar un síntoma a causa de captar un malestar emocional de la madre, padre o conflictos de pareja y así será necesario aclararlo para saber cómo se puede abordar posteriormente.
  • De los 12 a los 18 años aproximadamente pueden aparecer o se pueden agravar ciertas problemáticas: dificultades de comunicación con las figuras parentales, decaimiento del estado de ánimo, bulimia, etc. La crisis de identidad que implica esta fase, normalmente requiere intervenciones que proporcionen guía y límites, así como asesoramiento a la madre y/o padre.
  • Las situaciones derivadas de las diversidades familiares: monoparentales, reconstituidas, etc., pueden requerir orientación y asesoramiento para conseguir una adecuada crianza de los hijos.

Cómo se establece el marco de intervención profesional:

Se establece mediante una seria de visitas con la madre y/o padre para analizar el tipo de vínculo, realizar orientación y, si es preciso, derivación. El encuadre de las visitas se ajustará a las características de cada caso.